miércoles, 13 de septiembre de 2017

Explotando la Beneficencia (I): un cecubé de Cornellà

Todo el contenido de este artículo son opiniones de su autor y, bajo ningún concepto, representan el parecer de todos los integrantes de la escuadra de a.s. en la que se integra.A excepción de cuando se citan expresamente las opiniones de otros, en cuyo caso se trata de interpretaciones personales de los mismos.
Cowboy DespertaFerro


"Aquel hombre que pierde la honra por el negocio, pierde el negocio y la honra".
Francisco de Quevedo 


Es esta la primera entrega sobre ese lamentable asunto de la beneficencia y los campitosnegocio y/o 'horganizadoreh' de partidas, aunque si lo tratara por órden cronológico sería la  veinteava o así. Ya antes presenciamos aquellos esperpentos "soldados de...", "todos con el bebé fulanito", etcétera, donde se daban cita la "flor y nata" del airchoft-negocio (o con vocación de)... todo bien aderezado con patrocinadores y palmeros.

Érase una vez un cecubé en Cornellà...
Hace menos de 1 mes, 2 personas se escindieron de una 'hasociación' de veintitantos, les tiraron el parche a la cara y se quedaron el campito.
Desconozco exactamente el contexto, los antecedentes y el desarrollo de un hecho que de por sí llama la atención: que dos le den la patada a veinte. Al público transcendió los lloros de los veintitantos "que se quedaron en la calle" y una especie de boicot de éstos contra aquéllos.
Hay que ser excéptico, sobre todo cuando uno sospecha que entre pícaros anda el juego.
Cuando asistí al lamentable espectáculo de la buambulancia yendo y viniendo en las redes sociales vinieron a mi cabeza ecos de Lázaro de Tormes, del episodio de las uvas.
Cuando el ciego le pega a Lázaro, éste le dice, "tio, por qué me pegas (¿cómo sabes que cogía más uvas de lo debido?)". Y el ciego le contesta, "porque aún cogiendo yo de dos en dos (las uvas) tú callabas"

Y ahora se arrancan con una benéfica. Madre mía.

Lo que haga tu mano izquierda no ha de saberlo tu derecha.

Ah, la humildad, esa virtud en vías de extinción en este frikimundo de las bolitas, cada vez más repleto de endiosados, personajes que a la que huelen un céntimo pierden el norte, o palmeros que venderían a su madre por un 'yogúr'.
Indigencia moral.





Es repugnante el uso que de la desgracia humana se hace para lavar imagenes, promocionar productos, vender. Fariseos y sepulcros blanqueados.

Sea usted caritativo, un hombre de bien, recto y altruísta, está en su derecho y dicen que esto es un país libre.
Pero no lo proclame a los cuatro vientos, porque si lo hace -malpensado que es uno- lo normal es deducir que usted ni es hombre de bien, ni es recto y ni mucho menos altruísta.

Muy mal asunto.

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