martes, 31 de marzo de 2015

Calentar las raciones de combate. Precauciones.

No es recomendable calentarlas en la propia lata. Salvo que no quede más remedio, es preferible verter el contenido en un cazo y calentarlo.
¿Por qué? Por las resinas que recubren el interior de la mayoría de las latas. A alta temperatura éstas impregnarán la comida. Entre estos productos está el Bisfenol A -o BFA- presente también en plásticos de uso alimentario.
La ley obliga tan sólo que estén libres de este producto los plásticos y latas para uso alimentario infantil.


El problema de los plásticos -y de la capa de resinas y barnices que recubre el interior de la lata-  es que ceden a la comida unas sustancias que se consideran hormono-complatibles, es decir, que se comportan como hormonas y que bloquean las entradas naturales del cuerpo a las hormonas naturales que fabrica nuestro organismo. En este caso, además, el varón tiene las de perder porque muchas de esas sustancias se comportan como hormonas femeninas (pasa algo parecido con la soja y las dichosas isoflavonas de las que quieren convencernos de que son lo mejor del mundo cuando lo que sucede es que la soja es un subproducto y hay excedente mundial que no saben en qué comidas meterlo).

¿En qué otros artículos frecuentes en el "inventario milsim" podemos encontrar Bisfenol? (No es lo mismo el BFA a temperatura ambiente que CON CALOR, la sustancia pasará al alimento al ser sometida a calor):
-En las botellas de agua.
-En los tetrabricks
-En los camelbacks chinorros y/o aquellos que carecen del sello de la FDA (además de beber agua con olor a preservativo le enviarás a tu sistema endocrino una buena dosis de BFA, sobre todo si el artilugio se ha calentado).

Y ¿cuáles son los efectos nocivos del Bisfenol?

El bisfenol A es un disruptor endocrino. Es capaz de causar desequilibrios en el sistema hormonal a concentraciones muy bajas con posibles repercusiones sobre la salud. Sus efectos tóxicos se deben al consumo de alimentos que han sido contaminados por contacto con materiales que contienen esta sustancia, tales como envases, latas o recipientes de muy diversa clase. La amplia distribución de productos con bisfenol A, especialmente en los países desarrollados, provoca una exposición continua de la población, afectando a todas las edades (desde fetos a ancianos). La presencia continua de este disruptor en el organismo se ha relacionado con un mayor riesgo de padecer diversos trastornos orgánicos.

Efectos tóxicos

Se han asociado numerosas alteraciones causadas por bisfenol A en los seres vivos, basadas en una desregulación del sistema endocrino y la producción de hormonas correspondiente:
Efectos sobre el sistema reproductor masculino

Numerosos trabajos hacen referencia a una alteración de la espermatogénesis que condiciona un descenso en los niveles de esperma, de la testosterona y en general, de la fertilidad masculina. Además, otros estudios sugieren un cambio en la conducta sexual.
Efectos sobre el sistema reproductor femenino

En mujeres, se producen cambios en la maduración de los ovocitos, disminuyendo su número y calidad. También existe algún estudio que relaciona la exposición a bisfenol A con efectos negativos sobre el endometrio, aparición de ovarios poliquísticos, abortos y partos prematuros. Por otra parte, en animales hay evidencias de quistes ováricos, endometriosis, pubertad temprana y afectación del eje hipotálamo-hipófisis-gonadal.
 

Efectos sobre el cerebro y el comportamiento

Diversos ensayos en animales han confirmado el efecto del bisfenol A sobre la diferenciación de las neuronas, alteración de los sistemas mediados por glutamina y dopamina y cambios en la expresión de receptores estrogénicos. También se le ha relacionado con posibles cambios en la conducta materna (menor atención hacia las crías), ansiedad, reducción de la conducta exploratoria y una feminización de los machos. En humanos se han podido establecer cambios que incluyen hiperactividad, aumento de la agresividad, aumento a la susceptibilidad de sustancias adictógenas y problemas tanto en el aprendizaje como en la memoria.


Efectos sobre el metabolismo y el sistema cardiovascular

Se han establecido asociaciones de una mayor concentración de bisfenol A con casos de diversas enfermedades cardíacas e hipertensión. Además, la exposición a bisfenol A conlleva a un aumento de los lípidos en sangre, un aumento del peso y un incremento de la lipogénesis. También puede incidir en la aparición de diabetes mellitus tipo II al aumentar la resistencia a la insulina y número de células grasas. Efectos sobre el tiroides

Estudios en animales concluyen que el bisfenol A es capaz de afectar a la función tiroidea comportándose como antagonista de la hormona tiroidea. En anfibios, este efecto se traduce en una inhibición de su metamorfosis. La afectación del tiroides también afecta a los roedores. En el caso de los humanos, no se han realizado suficientes estudios que permitan extraer resultados concluyentes.
Efectos sobre el sistema inmune

Se ha demostrado en animales de experimentación una inducción de linfocitos T y un aumento en la producción de citoquinas, favoreciéndose así los procesos alérgicos.


Efectos sobre el intestino

Posible inflamación y alteración de la permeabilidad intestinal en animales.


Efectos carcinogénicos

Cuando el bisfenol A es metabolizado por hidroxilación y posterior oxidación, forma una ortoquinona que puede establecer enlaces covalentes con el ADN y desarrollar efectos mutagénicos y teratogénicos. Los efectos mutagénicos podrían ser los iniciadores de varios procesos carcinogénicos asociados a bisfenol A:

    Cáncer de próstata

La actividad estrogénica de la sustancia puede derivar en un aumento del tamaño prostático y en una disminución del tamaño del epidídimo.


    Cáncer de mama

Se ha detectado una mayor susceptibilidad mutagénica y carcinogénica a nivel de las células mamarias en mujeres debido a la estimulación estrogénica del desarrollo y división de las glándulas mamarias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario